Un dos estrellas que parecen cuatro. Hotel muy moderno en primera línea de playa y con todas las comodidades. Amplitud y luminosidad en las habitaciones y zonas comunes. Decoración actual a la que no le falta detalle. La amabilidad de la propietaria redondea una estancia de lo más agradable.
La ubicación del hotel es muy buena frente a la playa. Con vistas desde la habitación estupendas y con un amanecer increíble. El acceso es por la parte de atrás de la calle de la playa. Habitación cómoda y amplia. Con jacuzzi con vistas. Lo malo es que tienes que encontrar sitio en la calle para aparcar y que el desayuno es correcto pero poco variado y el tomate triturado era de bote. Si volviera elegiría de nuevo este hotel.
El hotel es un pequeño lujo para un sitio como Laxe. Muy bien decorado, moderno y acogedor. Las habitaciones con vistas están genial. Ducharse viendo el mar o despertarte viendo la playa desde la cama es genial. Además María lo atiende con cariño y te ayuda a conocer su tierra con buenas recomendaciones.
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